cómo es posible la vida en condiciones salina como lo es el Mar muerto

El Mar Muerto no está del todo muerto. Sin duda es uno de los ecosistemas más hostiles del planeta, con una salinidad tan elevada que los turistas flotan sin esfuerzo en la salmuera que son sus aguas. Desprovisto de todo rastro de vegetación, peces o cualquier otra forma visible de vida, resulta excusable que los bañistas crean que nada pulula en sus profundidades. Pero hace tiempo que se sabe que en las aguas del lago habitan unos microorganismos unicelulares llamados arqueas que han llevado a muchos a preguntarse si otros seres sencillos podrían sobrevivir también en sus sedimentos pese a la ausencia de oxígeno, luz y nutrientes.

Camille Thomas, geomicrobiólogo de la Universidad de Ginebra, y sus colaboradores han desenterrado fósiles moleculares en sedimentos del Mar Muerto que indican que en él habrían vivido bacterias en tiempos relativamente recientes, hace unos 12.000 años. Es la primera vez que se descubre una forma de vida distinta de las arqueas en este ecosistema, lo cual indica que ese tipo de vida podría existir (o haber existido) en otras zonas similares de la Tierra y en algún lugar del sistema solar, como Marte. Los resultados se publicaron en Geology el pasado marzo.

Thomas y su equipo formaron parte de una iniciativa internacional que en 2010 perforó hasta 430 metros por debajo del lecho del lago, una oportunidad sin precedentes para conocer mejor el clima pasado. Después de años dedicados a analizar las muestras, el equipo descubrió arqueas enterradas en el sedimento. Esto demuestra que pueden sobrevivir en el lago y en el sedimento del fondo, donde las condiciones son más adversas, si cabe. Pero Thomas consideraba improbable que allí pudiera vivir nada más, aparte de las arqueas: «Pensaba que era un ambiente extremo, solo apto para “tipos duros”».



Tomemos como ejemplo Marte. En 2011, el robot explorador Opportunity de la NASA encontró yeso, el mismo mineral hallado por Thomas en los sedimentos del Mar Muerto. Su presencia indica que, conforme el planeta rojo se calentó, sus mares y lagos se evaporaron. Antes de desaparecer, tales masas de agua probablemente se parecieron mucho al Mar Muerto, quizá incluso en lo que concierne a los procesos biológicos, afirma Tomaso Bontognali, del Instituto de Exploración Espacial de Suiza, ajeno al estudio del Mar Muerto. Bontognali trabaja en el vehículo de exploración ExoMars, de la Agencia Espacial Europea, que está previsto que en 2021 se pose en un antiguo lecho marino de Marte. Allí analizará testigos de sedimento con una versión simplificada del método usado por el equipo de Thomas. Las pruebas del Mar Muerto «hacen más factible la hipótesis de que Marte albergara vida en el pasado», asegura Bontognali.

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